martes, 4 de marzo de 2008

Algo más sobre el "tipo" de ser vivo "hombre"

Llevamos días en los que los comentarios se amontonan en torno a un post relativo al simple y llano asunto de que "el hombre es un ser vivo". El cúmulo de reflexiones metafísicas (ser, obrar), antropológicas (vivir, escribir la propia biografía) y éticas (acertar, dejarse llevar, responder ante las propias decisiones, etc.) ha sido grande.

Toca ahora centrarnos en la siguiente cuestión:
El hombre posee un principio vital -al que llamamos alma- que, no sólo configura la materia -como hace la causa formal en el caso de los seres inertes-, sino que le permite realizar operaciones. Ahora bien, esas operaciones son unas y no otras. Esto es simple y llanamente realismo; reconocimiento de la realidad que somos y que se adecúa a nuestro modo de ser.

EL CRECIMIENTO ES LO QUE NOS INTERESA. Conviene por tanto reparar en:

1. Qué operaciones son esas, cómo son.
2. Qué caractarísticas concretas tienen las capacidades particulares que
permiten realizar cada tipo de operaciones.
3. Qué hacer para que crezcan, toda vez que en el hombre éste, el
crecimiento, no está asegurado.

Algunas de estas importantísimas preguntas comienzan a tener su respuesta en este sitio de "textos y referencias". En la siguiente entrega aparecerán aún más detalles.

Una idea me ronda permanentemente la cabeza: ¿seremos capaces de ver el abanico de posibilidades operativas como lo que es, un abanico, una apertura? ¿seremos tan miopes de pensar que, vivir según nuestro verdadero modo de ser es una "limitación"?

Aún hay quien está pensando en ser feliz renegando de la propia realidad... pensadlo un poco y veréis que no es tan extraño. Tal vez en los comentarios podáis abordar esta cuestión.

9 comentarios:

Leticia dijo...

Creo que las operaciones que nos hacen crecer son las operaciones inmanentes, que como ya hemos visto en clase, son propias de cada ser vivo. Estas operaciones van desde las más básicas como son las operaciones de nutrición (que hace que crezca nuestra materia)... hasta las operaciones más complejas que son las operaciones intelectuales.

Estas operaciones las debe hacer cada persona por sí misma, pero aunque tengamos la facultad de hacer la nutrición para poder engordar, necesitamos de la ayuda de alguien que nos proporcione alimentos. Para crecer intelectualmente también necesitamos de la ayuda de alguien, que nos eduque, que nos enseñe... por lo tanto, estas operaciones inmanentes necesitan una ayuda de fuera para que puedan ser realizadas. El hombre es un ser social y necesita de los demás para vivir.

Debido a que el ser humano es social y no vive solo en el mundo, necesita un crecimiento moral, para conseguir en la persona hábitos, virtudes... que mejoren la esencia de su ser, lo perfeccionen y aprenda a darse, a recibir, etc.

El hombre a diferencia de los demás seres vivos es capaz de perfeccionarse, pero ese perfeccionamiento depende de la persona, ya que somos libres, y sólo si uno quiere puede crecer.

Es esa libertad, ese querer o no querer, esa autonomía, lo que domina el crecimiento intelectual de las personas. Por eso creo, que es tan importante una educación moral, para que las personas sepan dar buen uso de su libertad.

Anónimo dijo...

Soy Fátima Rodriguez, no me deja entrar por mi cuenta google, pero aunque no le guste así, por lo menos escribo:

Estoy totalmente de acuerdo con Leticia, me parece un comentario magnifico. Está claro que el ser humano se caracteriza; además de por ser un "tipo" de ser vivo, por su capacidad de crecer en distintos ámbitos.

El crecimiento en estas operaciones nos proporciona madurez, y es esta madurez intelectual, física y moral, la que nos capacita para el aprendizaje. Estos tres elementos constituyen lo que llamamos desarrollo.

Una vez que las experiencias nos maduran, el aprendizaje es más fácil. Disponemos de más información sobre el conjunto de la vida y todo se hace más comprensible.

En conclusión, me atrevo a decir que en el hombre no es importante sino el desarrollo en su conjunto, más aún que sólo el crecimiento.

Luego tenía una pregunta que no tiene nada que ver pero que me ha hecho reflexionar: si no tenemos instintos, (y ya sé que no) ¿qué es lo que se despierta en el interior del hombre cuando le viene una tentación?.

Consuelo Martínez Priego dijo...

Leticia, voy a hacer, si te parece, un comentario pormenorizado de tu anotación: una precisión terminológica completa. Están tan bien, que permite que haga esto.
1. Operaciones inmanentes: esa expresión es perfecta. De hecho existen las operaciones transeúntes. Lo veremos en segundo. Ahora no es momento. En todo caso, las operaciones inmanentes por antonomasia con las intelectuales, tal y como dices.
2. La nutrición no hace crecer la materia sino el cuerpo. Añade elementos ajenos a nuestro sistema orgánico (heterogeneidad-organicidad).
3. El correlato establecido entre las operaciones inmanentes y la ayuda externa es real, pero es importante subrayar, tal y como haces, que cada uno realiza las propias acciones inmanentes. Es la especial dualidad del ser personal (uno y único) y la imposibilidad de la persona solitaria. Bien.
4. Creo que intentas, en el siguiente párrafo abordar la progresión de las dimensiones del crecimiento humano (somático, psíquico, social y moral). Sin embargo, yo no establecería una relación causal-condicional: debido a que... necesita. Es más, creo que la condición es inversa: para poder crecer moralmente, es absolutamente imprescindible la ayuda de otros; especialmente si acudimos a los ejemplos: dar (a alguien), recibir (de alguien), virtudes (respecto a alguien....).
5. Es correcta la expresión: mejorar la esencia. Sin embargo, en esta asignatura intentaremos ir un poco más lejos. Pero eso será después de Semana Santa.
6. La palabra "autonomía" tiene serias dificultades. En principio haré un uso muy limitado de ella. Junto a esto, prefiero hablar de "crecimiento de la libertad", más que de "buen uso de la libertad". Es una cuestión, tal vez, meramente terminológica, pero que facilita pensar mejor las cosas. Eso también lo veremos tras las vacaciones.

Consuelo Martínez Priego dijo...

Fátima, como continúas el comentario anterior, no señalaré cada parte de tu anotación. Sólo un par de cosas. Entre los términos: desarrollo, madurez, crecimiento, etc. pueden establecerse distinciones que, en el ámbito de la psicología son claras. Podemos acudir a ellas sin ningún inconveniente.
Sin embargo, en esta materia suelo llamar crecimiento al "mejoramiento global", y "madurez" a la adecuación del crecimiento a la situación que "corresponde". Correr por un pasillo puede ser signo de inmadurez en un universitario y lo normal en un niño de 6 años.
En cuanto a tu última pregunta:
1. Si uno ve un millón de € y una vieja que los cuida, y tiene un "tirón interior" que le impulsa a matar a la vieja, creo que no es un instinto, sino que está valorando erróneamente fin-medios. Tener dinero no justifica cualquier fin.
2. Si uno ve la copa número 5 la noche del sábado y "siente el tirón" de tomársela porque: está buena, me pondrá más a tono, o quiero demostrar que no tengo remilgos morales... estoy confundiendo fin y medios. Estoy haciendo de algo razonable (disfrutar de una copa, estar contento, etc.) un fin desmedido. Si estoy acostumbrado a hacerlo, el tirón será mucho más fuerte.
En general aparece:
1. Una distorsión fin-medios
2. Un declinar de la capacidad racional por múltiples motivos (porque la he anulado físicamente o moralmente o de otras tantas maneras)
Seguro que pueden decirse más cosas, pero esto es lo primero que puedo decir en unos minutos.

Anónimo dijo...

Acabo de incorporarme al blog y de lo poquísimo que he podido leer en el blog, en los apuntes, en el libro de Yepes, ... me ha llamado la atención ( y creo que no sólo a mí) el tema de los instintos, estoy totalmente de acuerdo con todo lo visto hasta ahora y añadiría algo que decía el Dr. Marañón al definir la educación como una superación ética de los instintos. Sugiero la responsabilidad de todos al educar para que el hombre aprenda a moderar sus instintos si no quiere hacerse daño a sí mismo o a otros.

Consuelo Martínez Priego dijo...

Moreno, si Marañón hacía referencia la "superación ética", Zubiri acudía a la dimensión intelectual. En uno y otro caso, al existencia de facultades no biológicas hace que el obrar humano sea, todo él, de otro tipo; es decir, que todo él supera los condicionamientos instintivos. Por tanto, éstos dejan de existir "como instintos".

Anónimo dijo...

Hola soy Fausto, el alumno de comunicación que se “infiltró” en sus clases.

Antes de nada, agradecerle que me permitiese participar en ellas. Bien, sigo con regularidad su web y hoy he encontrado un comentario suyo, que ya me inquietó en clase y que, definitivamente, me ha animado a escribir.

El otro día intentábamos distinguir entre el ser vivo y lo inerte. Pero, para llegar al ámbito que los separaba, nos vimos en la obligación de definir primero materia y forma... y en medio de este empeño, una alumna quiso distinguir, según lo que usted consideró una concepción clásica, dos realidades en el hombre: cuerpo y alma.

Usted le corrigió, entonces, asegurando que tal afirmación desmembraría el sentido de ambas. No se entiende, dijo, un cuerpo sin su forma. El hombre es un cuerpo organizado con una forma y unos principios determinados. Cuerpo y alma, por tanto, no eran dos realidades distintas, sino dos órdenes de una misma cosa.

Bien, esta afirmación no me hubiera inquietado, si se hubiera referido a una tarta o un bizcocho… o incluso a una planta. Es cierto que lo que distingue un rotulador de una funda de gafas, es el modo en que está organizada su materia. Pero el hombre no se reduce a su materia.

Sí, somos nuestro cuerpo; y lo que a él le sucede, nos sucede a nosotros: “mens sana in corpore sano” que decían los latinos…. Y qué duda cabe que, del mismo modo, las pasiones que se atribuyen al alma también se sienten con el cuerpo… en las lágrimas, la sonrisa, las pupilas, los poros… no son exclusivas del alma, sino percibidas con las limitaciones de la materia espacio-temporales.

Pero, ya lo advirtió Platón, hay algo en nosotros que transciende a la materia, que es inmortal y, por ende, inmutable: puesto que somos capaces de “capturar” en nosotros leyes que son inmutables y necesarias, debe haber algo en nosotros que sea del mismo modo inmutable. Hay algo en el hombre que no cambia, que no crece ni mengua y que, por lo tanto, es independiente de la materia cuya característica principal es ser susceptible de forma y, por ende, de cambio.

Decir que el alma es la forma del cuerpo (materia) sería reducir todo lo humano a lo material, pero el hombre no se agota en su materia. Si algo material sufre un cambio sustancial deja de ser… se convierte, por así decirlo, en otra cosa. Sin embargo eso no es así en el hombre. Si su materia cambia radicalmente, si nuestro cuerpo llega a deformarse o, incluso, perecer; algo sigue vivo. Algo supera a la muerte (como hemos visto hay en nosotros algo de recipiente inmortal).

Ese algo que no cambia… que nos permite ser nosotros por encima de las afecciones que suframos, habría que separarla del cuerpo, pues le sobrevive. ¿Cómo llamarla? Tampoco me atrevería a llamarle alma. Alma es una concepción que con frecuencia puede llevar a equívocos, pues según quién la emplee, se le atribuyen indistintamente unas virtudes que van ligadas al cuerpo (pasiones, sentimientos, tendencias motrices, apetitos) con aquellas inmutables, que son desligadas de la materia…

No aporto ninguna solución… más bien, sumo problemas… no me parece tan fácil reducir el hombre a materia y forma, tal vez sería necesario hablar de dos tipos de forma… o bien de distinguir sí, una materia y una forma, pero a las que no se reduce el hombre.

Consuelo Martínez Priego dijo...

UN 10!!!!
Perfecto, perfecto, perfecto.
De hecho, la segunda parte de la clase del otro día consiste en la distinción entre la causa formal de lo inerte (que se agota en configurar a la materia) y la causa formal de lo vivo (capaz de ser principio de operaciones). Es decir, la causa formal que es principio vital recibe un nombre distinto (psique, anima o alma); de suerte que, atendiendo al tipo de operaciones que realiza, hemos de afirmar que se trata de un alma diversa.
Esto supone algunas cosas:
1. La configuración bi-causal (materia y forma) de toda realidad material permite explicar tanto los cambios sustanciales como los accidentales; sin embargo, la causa formal de la realidad viva explica también la inmanencia: es decir, la inmaterialidad de lo vivo es de orden diverso. En este ámbito de lo real identificar cuerpo -vivo, se entiende- y materia es especialmente impropio. Si al cuerpo le quitamos ESA causa formal, acaece el típoco cambio sustancial (pasa a ser cosa)
2. Si esto es así, la causa formal del ser vivo es tan distinta, que no sólo configura, sino que permite realizar operaciones. Se puede decir que la causa formal de lo vivo dispone de "sobrante". Este sobrante es el principio de las operaciones, es decir, las facultades.
3. Atendiendo al tipo de operaciones que realiza el ser vivo, esa causa formal -que hemos de llamar alma o psique- será diversa. De ahí que debamos hablar de alma vegetativa, sensitiva o intelectiva.
4. El el análisis de cómo sea el alma intelectiva nos jugamos eso de lo que hablas. ¿Es ésta una realidad que sólo existe en cuanto está "informando a la materia"? ¿Sus operaciones tienen tales características que sólo son comprensibles si se afirma que no sólo es inmaterial sino también espiritual? Si es así, los cambios sustanciales no afectan a esa dimensión humana.

Pues bien. Si la unión materia-forma primero y luego cuerpo-alma (en cuanto materia y forma de mayor intensidad metafísica) se entiende, es más fácil comprender que cuando hablamos del hombre con su dimensión espiritual, esto no hace del hombre un angelito metido en un saco, sino un hombre en toda regla. ´


Doy ahora un salto y voy a mirar el asunto desde arriba. La Encarnación y la Resurrección sería antropológicamente irrelevantes si la corporalidad humana no fuera tan radicalmente humana, la inteligencia, la voluntad, la libertad humanas no fueran tan radicalmente humanas como se deriva de nuestro "ser en el mundo". Cuando afirmo la relevancia de la Encarnación y la Resurrección, y veo qué es el hombre según estudio cada año, más sorprendente me parece. Esto último es sólo un chispazo de hasta qué punto la verdad ilumina a la Verdad, o mejor dicho, la Verdad ilumina a la verdad (en términos de Juan Pablo II eso es la "fides et ratio"). No sé cómo andas de teología: yo flojita, aunque me gusta. Y espero no haber distorsionado el argumento con esta reflexión final.

Anónimo dijo...

Buenas!!Soy Rocío Menárguez Cruz, de 1 de Magisterio;quería hablar, sobre un comentario que Consuelo hizo, acerca de la dificultad que presentan,actualmente, muchas personas para afrontar la propia realidad . Es muy triste, en mi opinión, ver que,la sociedad de hoy en día,se ha acostumbrado a vivir de los sueños, de la imaginación. No son capaces de hacerse cargo de su propia situación, (por motivos varios), entonces es cuando recurren a evadirse de la verdad de su vida, creando, en su mente, un mundo imaginario, dotado de comodidad, placer, "hago lo que quiero,cuando y como quiero con mi vida", y que parece ser, creen que ahí realmente es donde encontrarían la felicidad.
Y digo "encontrarían", porque no pueden permitirse decir, que la "encuentran", ya que es un mundo falso, al que nunca llegarán a tener acceso(en el fondo lo saben, pero no quieren aceptarlo); entonces,es, cuando uno se da cuenta, ante esta situación, de que de sueños uno no puede vivir, ante esto, se acerca el peligro de la desesperanza; me explico, si uno se convence de que no puede seguir viviendo de acuerdo a la propia realidad, porque opina que no es feliz del todo(cosa absurda, porque la felicidad no se alcanza plenamente), tampoco la conseguirá si intenta alcanzarla en un mundo que no existe, por lo tanto, esa felicidad es inconcebible.
Me gustaría seguir hablando del remedio que habría que poner, que sería aceptar la vida que a uno se le ha dado, con sus pros y sus contras,(creerme, de esta forma uno si que es feliz y disfruta de todo lo que se le ha dado, al mismo tiempo que lo agradece) pero necesitaría mas tiempo, y la clase acaba; no me olvido de rematar este tema! Muchas gracias! Rocío.