martes, 6 de mayo de 2008

Sobre el arte de formular definiciones

Durante estas semanas hemos podido ver que conocer con precisión el significado de los términos que estudiamos es de capital importancia. En efecto, se trata de saber qué es la imaginación, qué la percepción, qué manipular o qué la estructura psíquica. Es decir, para empezar a pensar es imprescindible saber de qué estamos hablando, conocer el significado de los términos con los que queremos referirnos a las cosas. El principio del orden intelectual está ahí, en el conocimiento preciso de los términos; sólo así será posible hacer un uso libre, creativo, sin caer en contradicciones.

Sin embargo, también hemos podido ver que no se trata de una cuestión baladí acertar con la definición de esos términos. Definir es precisamente un modo de huir de lo vago, difuso, genérico, etc.

Uno de vosotros me escribía pidiéndome que concretase algunos de los criterios que en su día vimos en clase, de modo que pudiese construir definiciones con precisión y acierto. Pues bien, he aquí el post sobre la definición. Sólo una aclaración: esto corresponde a la lógica, aquella parte de la filosofía que se ocupa del pensar en sí mismo –de la verdad que en él vive, ya sea poniendo el acento en su referencia a lo real, ya en la exigencia de coherencia interna-. Pero sin más dilación paso a dar algunas pinceladas a la cuestión.

"Definición" es la expresión de la esencia de la cosa (especie) que se hace enunciando el género próximo y la diferencia específica. Responde a la pregunta: qué es esto.
Pero para entender este asunto conviene tener en cuenta algunas cuestiones previas.

De la realidad particular, al conocerla intelectualmente, abstraemos y tenemos «conceptos» -"términos" es el nombre que reciben en lógica-. Precisamente en virtud de esa operación –la abstracción-, esos términos tienen una cualidad: son «universales»; es decir, pueden “predicarse” de muchos. Ejemplo: 1. veo cosas blancas. 2. entiendo “blanco”. 3. Puedo decir “esto es blanco”, “aquello no es blanco”, “el blanco es un color”, etc. etc. etc.
Así, llamamos «predicable» a cada uno de los distintos modos de atribuir un concepto a un sujeto, con relación a alguna característica suya.
Pues bien, los términos pueden predicarse de diverso modo, y esos modos pueden clasificarse. Se habla en tal caso de diversos «predicables esenciales» –modos de predicar un concepto cuando queremos referirnos a “lo que es algo”, a su esencia-. Los predicables esenciales son:
  • Especie: predicable que significa la esencia completa de un individuo. Conviene a todos los de la especie y sólo a ellos. Ej: en el juicio: “esto es una silla”, silla es la especie.
  • Género: indica la parte de la esencia común a otras especies. Ej. En el juicio: “esta silla es un mueble”, mueble es el género al que pertenece la especie silla.
  • Diferencia específica: Predicable que significa la característica propia de cada especie, que la distingue de las demás. Ej: “la silla es un mueble para sentarse”, “para sentarse” es lo que distingue a esa especie concreta, la silla, del resto de las especies de ese mismo género –muebles-.

Por tanto, una definición que busca expresar la esencia –definición esencial-, se construye enunciando el género próximo y la diferencia específica.

Ejemplo: queremos definir “imaginación”.

  • Enunciamos el género: facultad
  • La diferencia: cognitiva (pero con esto no es suficiente, hay más facultades con esa diferencia)
  • Otra diferencia: de los sentidos internos (pero no es suficiente)
  • Otra diferencia específica: cuyo objeto propio es la imagen, es decir, la «re-presentación» del objeto ya conocido en ausencia de la cosa.
En todo caso, la «cadencia» de toda definición implica que se sepa encuadrar, dentro del género próximo aquello que vayamos a definir. Ej. Silla: mueble; martillo: herramienta; ojo: órgano; etc, etc.

No todo se puede definir, puesto que no todo son esencias, pero si se siguen esquemas mentales análogos.

En ocasiones, la diferencia específica no es tal, sino una descripción, decir cómo se hace, para qué sirve, etc. Todas estas notas permiten distinguir lo que estamos definiendo de otras realidades próximas. Se habla entonces de definición: descriptiva, genética, causal, etc.

En cualquier caso, hay que procurar que sea PRECISA, PROPIA, NO CIRCULAR, POSITIVA.

Y… para entrenaros, jugad al diccionario…

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