Durante estas semanas hemos podido ver que conocer con precisión el significado de los términos que estudiamos es de capital importancia. En efecto, se trata de saber qué es la imaginación, qué la percepción, qué manipular o qué la estructura psíquica. Es decir, para empezar a pensar es imprescindible saber de qué estamos hablando, conocer el significado de los términos con los que queremos referirnos a las cosas. El principio del orden intelectual está ahí, en el conocimiento preciso de los términos; sólo así será posible hacer un uso libre, creativo, sin caer en contradicciones. Por tanto, una definición que busca expresar la esencia –definición esencial-, se construye enunciando el género próximo y la diferencia específica. Ejemplo: queremos definir “imaginación”. En cualquier caso, hay que procurar que sea PRECISA, PROPIA, NO CIRCULAR, POSITIVA. Y… para entrenaros, jugad al diccionario…
Sin embargo, también hemos podido ver que no se trata de una cuestión baladí acertar con la definición de esos términos. Definir es precisamente un modo de huir de lo vago, difuso, genérico, etc.
Uno de vosotros me escribía pidiéndome que concretase algunos de los criterios que en su día vimos en clase, de modo que pudiese construir definiciones con precisión y acierto. Pues bien, he aquí el post sobre la definición. Sólo una aclaración: esto corresponde a la lógica, aquella parte de la filosofía que se ocupa del pensar en sí mismo –de la verdad que en él vive, ya sea poniendo el acento en su referencia a lo real, ya en la exigencia de coherencia interna-. Pero sin más dilación paso a dar algunas pinceladas a la cuestión. "Definición" es la expresión de la esencia de la cosa (especie) que se hace enunciando el género próximo y la diferencia específica. Responde a la pregunta: qué es esto.
De la realidad particular, al conocerla intelectualmente, abstraemos y tenemos «conceptos» -"términos" es el nombre que reciben en lógica-. Precisamente en virtud de esa operación –la abstracción-, esos términos tienen una cualidad: son «universales»; es decir, pueden “predicarse” de muchos. Ejemplo: 1. veo cosas blancas. 2. entiendo “blanco”. 3. Puedo decir “esto es blanco”, “aquello no es blanco”, “el blanco es un color”, etc. etc. etc.Así, llamamos «predicable» a cada uno de los distintos modos de atribuir un concepto a un sujeto, con relación a alguna característica suya.
martes, 6 de mayo de 2008
Sobre el arte de formular definiciones
Pues bien, los términos pueden predicarse de diverso modo, y esos modos pueden clasificarse. Se habla en tal caso de diversos «predicables esenciales» –modos de predicar un concepto cuando queremos referirnos a “lo que es algo”, a su esencia-. Los predicables esenciales son:
En todo caso, la «cadencia» de toda definición implica que se sepa encuadrar, dentro del género próximo aquello que vayamos a definir. Ej. Silla: mueble; martillo: herramienta; ojo: órgano; etc, etc.
No todo se puede definir, puesto que no todo son esencias, pero si se siguen esquemas mentales análogos.
En ocasiones, la diferencia específica no es tal, sino una descripción, decir cómo se hace, para qué sirve, etc. Todas estas notas permiten distinguir lo que estamos definiendo de otras realidades próximas. Se habla entonces de definición: descriptiva, genética, causal, etc.
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