jueves, 8 de mayo de 2008

Sobre el compromiso

Mientras veía con vosotros los "modos de querer" estos días, caía en mis manos un texto maravilloso. Os copio sólo un fragmento.

"... observamos preocupados que la noción de libertad se ha distorsionado. La libertad no es la facultad para desentenderse de; es la facultad para comprometerse con..."
He de decir que al leerlo me pareció que el último CON era reduplicativo... y así es, y al considerarlo me detuve, lógicamente, en el significado etimológico. Al final vi claro que parece necesario si es que queremos caer en la cuenta de qué sea eso de la decisión libre.

Pues bien, la articulación de los diversos modos de querer se pone de manifiesto del modo más perfecto en el compromiso. Basta con mirar a la palabra misma.
Missio: proyecto, tarea, misión.
Pro: orientación hacia
Con: junto a otros.
En efecto, la vida del hombre llega a su plenitud en la orientación personal hacia un proyecto y ésto en unión con otro u otros. La existencia solitaria carece de sentido, es el culmen de la tristeza. La orientación, la inclinación, la toma de postura es el único modo de "destacarse" uno mismo sobre el devenir biológico del cosmos; ahora bien, ese "destacarse" de uno mismo es "ir hacia" algo que aún no existe: es un proyecto, una creación.

Es claro que en el compromiso hay deseo (alteridad respecto a lo deseado y sostenimiento de la alteridad); decisión (es el núcleo que ha de encerrar los demás matices); dominio (se trata del sostenimiento en el tiempo de la decisión adoptada); creación (ha de hacerse el proyecto decidido, que aún no existe) y amor (sólo con otro y máxime si el núcleo del proyecto es la persona).

Y veremos que lugar ocupa, en esta estructura existencial de la voluntad, la familia... la única institución cuya estructura se deriva de la naturaleza humana; en concreto, del modo de querer y ser querido del hombre, de su modo de ser más profundo.

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