miércoles, 30 de abril de 2008

Sobre la inteligencia y "las otras inteligencias"



Muchas de las cuestiones que estáis planteando tienen en este lugar su sitio. En efecto, han aparecido temas como:

1. ¿Somos todos igual de inteligentes? He contestado diciendo que: «todos tenemos la misma facultad: inteligencia» pero (a) diversa constitución somática, por tanto órganos de los sentidos externos e internos; (b) diverso uso de ellos, distinto crecimiento también de los órganos de los sentidos internos, y (c) distintos hábitos intelectuales fruto de las operaciones realizadas.

Ahora bien, la inteligencia no tiene órgano y los hábitos son completamente inmateriales.

Conviene en este punto revisar por qué sabemos que la inteligencia no tiene órgano. Si la inteligencia no tiene órgano, no las hay "mejores y peores", sino más o menos desarrolladas. Sí podemos hablar de "mejores o peores" cuando nos referimos a las disposiciones orgánicas, es decir, a los órganos, incluido lógicamente el cerebro -que no es el órgano de la inteligencia, sino de los sentidos internos-.

2. Saber que estamos sintiendo -con los sentidos externos- no es operación de los sentidos externos. Cierto. El "ver-algo" -esa operación con su objeto- no es “visible”, puesto que las operaciones no son “de ningún color” -una operación es algo inmaterial y el órgano que queda afectado no cambia de color-. Por tanto ese nuevo objeto "sé que veo" no puede "estar" en la operación "ver", sino en la operación "percibir".

Cierto que el percibir es algo intermitente en el tiempo -como toda operación- y sin embargo no es intermitente el "ser" de tal o cual hombre -o animal, puesto que también pueden conocer-. Es decir, se distingue netamente el alma, aquello por lo que un ser vivo "es" y es "tal" ser vivo, de aquella dimensión de la causa formal -el alma- que no está actualizando y configurando el cuerpo, es decir, que "sobra", que está, siendo acto porque el alma siempre es acto, en potencia de otra cosa; en este caso, en potencia de realizar una operación. Esto es una facultad, es decir, una potencia activa o el principio próximo de las operaciones.

3. Inteligencia e inteligencias múltiples. En el lenguaje coloquial llamamos inteligencia a casi cualquier cosa que sabe resolver un problema. Es más, hablamos de inteligencia artificial: se entiende que son usos análogos y en ocasiones casi metafóricos.

En cuanto a la psicología, como sus estudios parten habitualmente de manifestaciones cuantificables, llama inteligencia a toda manifestación humana que participa de esa cualidad estrictamente personal: la inteligencia. Ahora bien, el hecho de que una manifestación (tendencia, conducta) esté ligada a la inteligencia no significa que se identifique con la facultad intelectual.

Vayamos por partes.

La inteligencia es la facultad que permite al hombre conocer la realidad en sí misma, y no sólo en cuanto relacionada con el propio sujeto y su situación psicosomática. Es la facultad que abstrae, juzga y razona. Ahora bien, esa actividad de la inteligencia repercute, por ejemplo, en la imaginación. Así, podemos manipular inteligentemente imágenes propias de esa otra facultad. Podemos disponer en el espacio y en el tiempo realidades materiales, no sólo en la imaginación, sino también manualmente.

Si atendemos a la riqueza perceptiva -procedente de los sentidos externos- y por tanto a la riqueza de la imaginación, veremos que las inteligencias múltiples se corresponden casi completamente con los sentidos externos: se habla de inteligencia visual, musical, kinestésica, lógico-verbal y lógico-matemática, etc. la intrapersonal y la interpersonal las abordaremos luego.
La cuestión es que, en el obrar humano no se da lo exclusivamente intelectual de ordinario, o lo exclusivamente imaginativo. Así, “hablar” es un asunto bastante intelectual, sin embargo, organizar temporalmente los sonidos -construir frases con una sintaxis concreta- es algo en lo que participa la imaginación. Sin embargo, no parece que podamos reducir la inteligencia a imaginación, ni a destreza vitual o auditiva –se componen “frases musicales”-. Es suficientemente distinto el objeto, y por tanto también la operación y la facultad. Ahora bien, este argumento no es psicológico, sino filosófico. La psicología no distingue objetos, sino funciones.

Identificar función y facultad implica no poder afirmar que un sujeto posee una facultad cuando no realiza una función... y eso no parece ser coherente con los argumentos -suficientemente sólidos por otra parte- que corroboran la permanencia en la especie de un hombre y la igual causa formal, alma, que poseen todos los miembros de una especie sea cual sea su actividad presente.

4. Pasamos a la Inteligencia Emocional. Está referida principalmente al desarrollo armónico de la afectividad y por tanto a su correcto ajuste respecto a la realidad. Se habla de inteligencia emocional cuando se es capaz de empatía, es decir, de reconocer al otro y no sólo comprenderlo, sino "con-padecer" con él: hacerse cargo de su modo de sentirse. Es inteligencia emocional la capacidad de reconocer los propios estados emocionales y ajustarlos a la realidad, habitualmente mediante un cierto dominio conductual, fisiológico y una cierta "reconfiguración cognitiva" -ser capaz de "decirse a uno mismo" cómo son realmente las cosas. En definitiva, la inteligencia emocional implica una mejora del conocimiento "pre-racional" propio de las emociones, sin perder la inmediatez que éstas aportan a las relaciones humanas. La inteligencia emocional, por tanto, es un concepto que se solapa con la inteligencia intrapersonal e interpersonal: se trata de conceptos que proceden de líneas de investigación diversas –pero no contradictorias-.

Todo lo que ha señalado Lourdes es francamente acertado. Subrayaría, que la emoción incluye una cierta dimensión cognitiva, pero no siempre consciente; sin embargo, aporta información relevante a la inteligencia: quien es capaz de "compadecerse" de alguien, por ejemplo, puede conocer mejor a esa persona.

Sobre la madurez de la personalidad hablaremos con cierto detalle y podremos abordar algunas de las cuestiones que ya se tocan en el comentario

5 comentarios:

Unknown dijo...

Siempre se ha considerado la inteligencia como una virtud que no todos poseíamos. Ahora sabemos que todos somos inteligentes, solo que unos ejercitan la inteligencia más que otros. Además unos crean hábitos para que la inteligencia se haga recalcar y es entonces que "parecen ser" más inteligentes.

Me ha interesado mucho como en la inteligencia emocional la empatía no sólo consiste en reconocer y comprender al otro, sino de compadecerse en él. El ser humano es capaz de hacer eso sin tener un órgano, una razón fisiológica que lo explique. Es la inteligencia. Pero ésta, al no tener órgano, ¿significa pues que es propia de la materia formal?. La inteligencia es una facultad del hombre, ¿pero se podría decir que "está dentro" de lo que llamaríamos alma?

Mi duda viene cuando pienso en las personas que se les ha considerado grandes genios. ¿Eran inteligentes en todos los campos o tipos de inteligencia o sólo en uno en concreto? ¿Cómo puede medirse la inteligencia? ¿Cómo se sabe que alguien es más inteligente que otro? ¿Existe realmente la persona inteligente en todas las áreas?

Hegel dice que la historia de la humanidad es como un río. El agua corre dependiendo de como haya sido la corriente en anteriores etapas, o de la cantidad de piedras que haya en el camino, o de los peces que vivan en esas aguas. Así las personas pensamos y llegamos a un determinado punto de inteligencia dependiendo de lo que hayan pensado y llegado a formular nuestros ancestros.

Si a los aborígenes australianos que son contemporáneos nuestros y viven de forma primitiva los aislaramos de la civilización, ¿tardarían lo que tardaron nuestros antepasados en llegar a este punto de desorrollo actual?, ¿o simplemente se quedarían ahí y no evolucionarian?

Muchísimas gracias si alguien puede resolverme todas estas dudas. Lo siento si resulta pesado.

Anónimo dijo...

Ktal?, siento insistir en este tema pero es que no me ha quedado del todo claro. Consuelo, usted dice que todos tenemos la misma facultad: inteligencia; que no hay mejores y peores, sino más o menos desarrolladas. He aquí mi duda: ¿ese desarrollo depende de cada uno?, o uno nace con ciertas tendencias a un mejor o peor desarrollo de la inteligencia?; por que sino, como explica, que a los niños desde tan pequeños, se les haga tests de inteligencia, midiendo la de cada uno, y por esto llegar a saber quién es más inteligente. Además si lo que es posible es que estén mas o menos desarrolladas, ¿cómo explicar que a un niño de cinco años le haya dado tiempo a desarrollar esa ineligencia tanto, que se pueda comparar con la de sus compañeros de clase?; esto es todo; verás, es que plantee este tema en mi casa, y no llegamos a una conclusión unánime, por eso me guataría que me ayudases a entenderlo o a resolver mis dudas. Muchas garcias Consuelo!

Consuelo Martínez Priego dijo...

Rocío, lo que miden los test es el "uso" de la inteligencia y, hasta cierto punto, el desarrollo de determinados hábitos intelectuales. La inteligencia como principio de operaciones, en cuanto tal, no puede medirse: ¿alguien puede medir el alma? ¿Alguien puede, en pura lógica, medir el "sobrante formal", es decir, la facultad? Se pueden medir manifestaciones: las manifestaciones de las operaciones. Y hemos de distinguir operación de facultad -bien sabes los grave que es no distinguirlas ¿comos idiotas mientras no pensamos?-.

Ahora bien, éstas -las operaciones- dependen en buena medida de la dimensión orgánica (desde los sentidos externos a las neuronas o el sistema endocrino): aquí sí podemos hablar de predisposición, limitación o facilidad para determiandos aprendizajes y desarrollos. Estoy segura de que Mozart tenía una predisposición somática que le permitía el desarrollo impresionante de su "inteligencia musical" (uso inteligente de la capacidad auditiva, ritmica, etc.): ahora bien, necesitó algo de educación para poder desarrollar y consolidar su genialidad.

En cuanto a la responsabilidad de cada cual... pues dentro de unos límites marcados por las condiciones corporales, orgánicas, y el desarrollo de los primeros meses-años de vida, podemos hacer mucho. La imaginación se educa y el órgano "crece" realmente al realizar operaciones. En cuanto a la inteligencia... no existe propiamente limitación orgánica en ella -la hay en los sentidos internos y es importante, sin duda...Pero el orden intelectual es cosa que se puede cultivar realmente, la inventiva intelectual está ligada al vocabulario y a la capacidad analítica y sintética: eso se educa.
En fin, estudiar mucho y bien hace que nuestra inteligencia se consolide y crezcan sus hábitos.

En tu casa... pues... a ver si puedes argumentar con esto... ;)

cristina dijo...

Maria Cristina Martin Martín, 1º de infantil.
He estado leyendo este post, y me ha parecido bastante interesante. Me parece asombroso, que no haya una sola inteligencia, sino que haya mas de una, pero a la vez todas ellas deben de ser controladas, desde mi punto de vista, porque por ejemplo, en la inteligencia emocional, cuando dices que también hay que saber compadecerse, también nuestra inteligencia o nosotros mismos, tenemos que saber de quien nos tenemos que compadecer. También me parece asombroso, que todos seamos inteligentes, porque como dice Fátima, pensaba que no todos la poseíamos, pero con la clase y el post me ha quedado más o menos claro. Cada uno nace con su inteligencia, que no es un órgano, es decir el órgano es el cerebro, y la inteligencia es una facultad, la cuál tenemos que desarrollar, y a veces se puede cuantificar, como lo hacen los psicólogos. Pero dentro de la inteligencia se puede elegir, aceptar o decidir,y nuestra aceptación es la libertad, un tema de clase que ha salido, a lo último, que con la forma de dicirlo, me ha parecido muy bonito, pero bueno, que lo que quiero decir que todo lo que hacemos, pensamos, decimos y logramos hacer, cosas que ni nosotros pensabamos que lo podíamos hacer, es gracias a la inteligencia, la cual todos tenemos, pero que debemos de desarrollarla y controlarla.

Consuelo Martínez Priego dijo...

Mª Cristina, si te parece, como has señalado muchas cosas, “re-comento”. Creo que al haber escrito deprisa, has puesto pocos puntos y puede perderse el hilo argumental.

Señalas que: “Me parece asombroso, que no haya una sola inteligencia, sino que haya mas de una, pero a la vez todas ellas deben de ser controladas…”
Más bien, hay una sola inteligencia, entendida esta como facultad humana. Sin embargo, la psicología, al estudiar la MANIFESTACIONES, distingue diversas inteligencias, pero ya no son la facultad, sino las expresiones inteligentes del hombre. Éstas son agrupables, realmente, en musical, lógico-verbal, lógico-matemática, etc. En ese sentido, es posible potenciar unas u otras manifestaciones, según las necesidades de cada quien. Puesto que las manifestaciones dicen relación a otros niveles cognitivos (de los sentidos externos e internos), potenciar dichas manifestaciones inteligentes va ligado al desarrollo de las otras facultades.

En cuanto al control, más bien diría desarrollo, potenciación, etc. Incluso en el ámbito de la inteligencia intrapersonal e interpersonal –análogas a la inteligencia emocional-, no creo que haya hablar de control propiamente. Tú misma lo dices: “tenemos que saber de quien nos tenemos que compadecer”.

Aquí hay una pequeña confusión: “Cada uno nace con su inteligencia, que no es un órgano, es decir el órgano es el cerebro, y la inteligencia es una facultad”. Sí, pero el cerebro no es el órgano de la inteligencia, sino de los sentidos internos.

Total, que ya se ve que hay cuestiones que os han llamado la atención. Sólo espero que podáis referir todo esto a la acción educativa y a vuestra vida real: ¿somos conscientes de las dimensiones de la inteligencia que hemos de cultivar? ¿Tenemos planes para ello? ¿Somos conscientes de la proporcionalidad real entre nuestras respuestas emocionales y la realidad de las situaciones? ¿Qué medios ponemos para rectificar lo que haya que rectificar? Etc. etc. etc.