lunes, 12 de mayo de 2008

POST ABIERTO

Ya he subido el libro a la plataforma desde la que se puede comprar. Eso quiere decir que los comentarios llegados después de ayer por la tarde no podrán quedar incluídos en el libro, quedarán sólo en el blog.

Por otro lado, para ir adelantando trabajo de formateado etc. fui cerrando los anteriores post, de modo que este fin de semana sólo podían comentarse los tres últimos sitios. Si queréis decir cualquier cosa que no encaje con los últimos tres post... ponedlo aquí: podemos iniciar la conversación que más os interese.

4 comentarios:

Unknown dijo...

Belén Roll – L. E.

Me alegra contar con este post, pues hace tiempo que quería dejar un comentario, y tras mucha demora, en efecto, el post al que correspondía (la permanencia en la especie) fue cerrado. Mi idea entonces, decía lo siguiente, y voy a tratar de completarlo un poco.

Para ser honesta diré que me cuesta esbozar un comentario sobre este tema y llevo ya mucho tiempo dándole vueltas, pero sin duda, no por ello, voy a dejar de intentarlo.

En primer lugar, y habiendo diferenciado los conceptos filogenia (origen y desarrollo evolutivo de las especies) y ontogenia (desarrollo del individuo, centrado principalmente en el período embrionario), procedo a manifestar mi acuerdo en el hecho de que el tamaño corporal de un individuo no modifica su especie ni hace que deje de estar vivo, ya tenga un día de vida o cuatro meses.

Bien, también se puede reiterar que hay hechos sobre los que no cabe opinar, y tampoco tiene cabida el decir: que cada cual haga lo que quiera o le convenga. Del mismo modo, no sería entonces acertado en absoluto decir: “cada uno tiene su opinión y no me meto con ello”; o simplemente: “eso es lo que yo pienso”. No es válido afirmar en unos casos sí y en otros no.

Hasta aquí no hice más que destacar las principales ideas de la propuesta inicial, sin olvidar que lo que pretendía remarcar era lo que considero la conclusión fundamental: que el alma permanece y es la misma a lo largo de todo el tiempo.

Bien, tras leer uno de los últimos posts sobre la última clase con los titulados y asistir a la clase de hoy, creo que a esto aún se le podría dar más forma. Por el contrario, no estoy segura de mi propia capacidad para llegar a unir ‘aquello’ con ‘esto’.

Afirmábamos esta mañana: una persona ha sido hecha para ser querida. Además de aquello tan sorprendentemente cierto de: es bueno que existas. En esto último consiste SER HIJO, añadíamos.

Es por eso, que ahora me detengo y pienso que ésta no ha de ser más que otra razón, imagino, por la que el aborto no es admisible. Y cuando un niño es concebido debe ser fruto del amor, y no para ser abandonado (por ejemplo), o en el caso del aborto, para no darle ni tan siquiera la oportunidad de ser DIGNO.

Lo cierto es que no sé si estoy mezclándolo todo, ni si es del todo correcta esta última afirmación sobre la dignidad, con lo que concluyo aquí.

Anónimo dijo...

Ayer en clase me quede con ganas de añadir una breve idea sobre el preoblema de la dignidad humana. Es un tema grave y fundamental.
Salió a la luz de la clase que parece amplamente aditida la evidencia de que toda persona es igualmente digna por su mero ser persona. Esto en un cierto círculo de pensamiento se admite y sin tapujos, me refiero claramente a un círculo cristiano. El fundamento de tal dignidad reside en que es "imago Dei" y es querido directamente por Dios.
Sin embargo, cuando se habla en otros círculo sobre dignidad parece que estubieramos hablando en lenguas distintas. "Ellos" entienden que la dignidad es una especie de grado que la sociedad "en acuerdo" da a cada hombre. De manera que es la sociedad la que decide lo que es digno e indigno. Entran de lleno en una ética y una antropología consensualista. El consenso no es el camino, el camino es el diálogo, dia-lógico (dos-razones).

Creo que no dará tiempo a publicar muchos más comentarios, por lo que si a alguien le ha parecido demasiado espeso, bueno, le pido disculpas y le aseguro que la próxima vez haré el esfuerzo de escribir un poco más sencillo.

Anónimo dijo...

Después de estar leyendo todos los post sobre la inteligencia…intento llegar a la explicación de la inteligencia consciente del hombre.
La inteligencia del hombre tiene la capacidad no solo de comprender y conocer, sino de entender/comprender que entiende o comprende. Es así como éste puede pensar sobre sí mismo, preguntarse el por qué de su existencia, preguntarse el por qué de las cosas que le rodean… esto es fruto de que la inteligencia del hombre actúa, no solo para responder a los estímulos externos, si no también a sus propios pensamientos, esto supone un pequeño matiz, el razonamiento… somos capaces de separarnos de nuestros apetitos, deseos, acciones…somos capaces de entender que el agua apaga el fuego, que el mar es grande y que el sol forma parte de un sistema solar…
Esta inteligencia consciente en el hombre, es una de las características que nos separa de las demás especies, ya que, siempre estamos por encima de nuestros impulsos animales, al poder entenderlos o interiorizarlos, por ende, analizarlos. Somos capaces de llevar a cabo acciones contrarias a nuestras tendencias inmediatas en un momento dado (voluntad). En definitiva, poseemos nuestro propio conocimiento.

Anónimo dijo...

En este comentario me propongo hacer referencia al amor encuanto a sentido de la vida, para ello parto de la siguiente cita de Juan Pablo II: "El hombre no puede vivir sin amor. Él permanece para sí mismo un ser incomprensible, su vida está privada de sentido si no se le revela el amor, si no se encuentra con el amor, si no lo experimenta y lo hace propio, si no participa de él vívamente."
Como decía en clase Consuelo el principio de todo hombre es el amor, y este mismo amor es el que dará sentido a la vida de cada persona. Todos necesitamos amar y ser amados, sin este amor la vida no tiene sentido. No obstante, es cierto que se dan casos en que las personas no creen experimentar este amor, por ello vemos las desesperanzas, las depresiones y en algunos casos hasta el suicidio.
La clave (creo yo) está en descubrir que todos y cada uno de los seres humanos somos amados de manera única almenos por un Amor originario, al que yo llamo Dios. Y en la medida en que acojamos este Amor y lo devolvamos encontraremos el sentido de nuestra vida y la felicidad.